Lin Carter (1930-1988) Escritor norteamericano de Fantasía y Ciencia Ficción fué uno de los colaboradores para continuar las aventuras de Conan el Cimmerio, personaje ícono del gran Robert E. Howard. Os dejo con un poema vibrante y como para ambientar la épica os traigo una canción acorde espero para ello. ¡A disfrutarlo!
CANTO DE
MUERTE DE
CONAN EL
CIMMERIO
El camino era largo,
el camino era áspero
Y el cielo era frío y
gris;
La blanca luna era un
bloque congelado
En el pálido albor y
sin color de la mañana;
Pero ladrón y
protituta, rey y guardia...
Guerrero, mago,
bribón y bardo...
Todos se acompañaban
por el camino.
El viento era
cortante como un cuchillo afilado
Mientras soplaba
desde los mares salados,
El viento de la tempestad
resucitaba a una apariencia de vida
A los oscuros
esqueletos de los árboles;
Pero yo bebía el vino
espumante de la vida...
El vino del saqueo y
del bramar y de la lucha...
Hasta la última gota
amarga.
De joven, vine del
Norte salvaje a la ciudad
De la sed y el
pecado, con la antorcha y el acero,
Con la sangre y las
llamas
Me gané lo que un
hombre puede tener;
Sí, jugué y gané en
el juego del demonio...
Tuve esplendor y
gloria, y fama fulgurante
Y me reí ante el
guiño de la muerte.
Y hubieron adversarios
que combatir y asesinar..
Y coronas que
conquistar y desechar...
Y amigos de quien
fiarse...
Y labios que devorar
con brama...
Y cantos con los que
ahuyentar la oscura noche...
Y vino que beber
hasta el despuntar del día...
¿Qué importa si al
final, todo será polvo?
Yo me he ganado mi
parte de vuestras gemas y vuestro oro
Pero ellos se reducen
a polvo;
Me he regodeado con
lo mejor que ofrece la vida;
Y que el demonio se
guarde el resto.
La fosa es profunda,
y la noche es fría...
El mundo es un cráneo
de moho maloliente...
¡Y yo me río de
vuestros miserables dioses!
El sutil camino se
devana en un pueblo maldito,
donde hasta la tierra
es árida y negra
pero nosotros somos
una banda alegre y gozosa,
que no eligió la vida
más fácil:
asaltos, saqueos e
incendios...
y la vida a mi
derecha me acompaña, riendo...
y la muerte cabalga a
mis espaldas.
El camino era
polvoriento y áspero y largo...
Crom, pero un hombre
se seca...
Yo estoy cansado y la
muerte es fuerte...
Pero la carne nace
para morir.
¡Salve, oh dioses!
Fue una brigada alegre
la que me acompañó
con cantos y con brío...
bajo un cielo sin
estrellas.
He escuchado monjes
gordos y astutos
Hablar de cómo las
almas de los condenados
Se retuercen y gimen.
Este paraíso, ellos
lo pueden comprar y vender
A cambio de oro y
sólo de oro;
En las llamas, las
escrituras y también los monjes
Yo bajo hacia la boca
escarlata del infierno...
¡A la conquista del
trono del demonio!
Me he enfrentado a la
vida con audacia y sin miedo...
¿Debo acaso vacilar
al acercarse la muerte?
La vida es sólo un
juego que he jugado
Con la muerte, año
tras año;
¡Saludos, oh
valerosos amigos que he conocido
y esclavos y
guerreros y ágiles jovencitas!
No lamento ningún
paso del sendero que he recorrido...
El sendero
termina...aquí.
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